lunes, 16 de marzo de 2015

CAPITULO 44





Un año después...




Horacio fue a reunirse con su buen amigo Juan para el almuerzo.


Había pasado demasiado tiempo desde que se habían juntado.


—Horacio, me alegro mucho de verte —dijo Juan mientras
tomaba la mano de su amigo.


—Me alegro de verte también. Dime cómo te ha ido.


—Todo está muy bien. Tengo un nuevo nieto que es la luz de mi mundo. Míralo con tus propios ojos, he traído algunas fotos. Mira lo guapo que es —dijo con orgullo de abuelo mientras le entregaba varias fotografías.


—Felicitaciones, es un muchacho muy guapo. ¿Paula se casó? — preguntó Horacio, sabiendo que no había oído hablar de boda, pero que podría haberse hecho en privado. 


Horacio estaba molesto aún de que ella y Pedro no hubieran terminado juntos. Había estado tan seguro de que eran una
pareja perfecta.


—No, no vamos a discutir sobre el padre. He intentado en varias ocasiones preguntarle acerca de él y ella se cierra enseguida. Dijo que era una cosa de una sola vez. El padre no lo sabe y ella está manteniéndolo de esa forma. Traté de sobornarla, amenazarla y rogarle, y todo fue en vano.
Está manteniendo la boca cerrada sobre el incidente —dijo Juan con frustración.


—¿Estaba saliendo con alguien alrededor del tiempo de su embarazo que podría cuestionarse? —preguntó Horacio con simpatía hacia su amigo. Él sabía que si uno de sus hijos embarazaba a una mujer era de esperar que hicieran lo correcto. Infiernos, esperaba que los hubiera criado muy bien y que ellos hicieran lo correcto porque es lo que hay que hacer, no porque es lo que se espera que hagan.


—Ella no ha estado en una relación desde hace unos años, que yo sepa. Ha estado muy mal herida. Su última relación seria terminó cuando se encontró al tipo con otra mujer. Se enteró de que había sido así con muchos otros antes que él, y además solo iba tras el dinero —dijo con dolor. Juan amaba a su hija y lo mataba verla herida.


—¿Qué edad tiene el niño? Tal vez de alguna manera pueda ayudar a resolver esto —ofreció Horacio, aunque no tenía mucha confianza en el plan.


—Joaquin tiene tres meses, y con padre o sin padre, él es increíble. Estoy tan agradecido de que haya llegado a nosotros. Paula lo adora. A ella le encanta ser madre y la sacó de la depresión en la que estaba durante tanto tiempo —dijo Juan, iluminándose al instante.


—¿Ella estaba en depresión?


—Todo comenzó después de una gran cena de recaudación de fondos el año pasado en Fairmont. Volvió a casa por un tiempo y estaba tan triste.
En realidad estuve un poco aliviado cuando anunció su embarazo, ya que comenzó a tomar un mejor cuidado de sí misma —dijo Juan con un suspiro.


Horacio se incorporó, en estado de alerta instantánea.


—¿Puedo ver esas fotos otra vez, Juan?


Juan estaba más que dispuesto a compartir las imágenes tantas veces como se las pidieran. Esta vez, cuando Horacio examinó las fotos, se dedicó a observar de cerca las características del muchacho.


Había una posibilidad real de que fuera el hijo de Pedro.


—Juan, ¿te ha dado alguna pista sobre el padre?


Juan estaba entendiendo el cambio de actitud de Horacio.


—¿Crees que podría ser uno de tus muchachos? —preguntó con esperanza. Juan sabía que si fuera Pedro o Marcos, daría un paso adelante y haría lo honorable.


—Creo que hay una posibilidad de que pudiera ser de Pedro. Fue a ese evento para recaudar fondos y le había pedido que cuidara de Paula ya que estaba sola allí. Después del evento, llegó a casa y no era el mismo, ni siquiera salía. Después de un par de meses fue completamente al revés y
parecía como si no pudiera alejarse lo suficiente, como si estuviera tratando de dejar atrás algunos demonios o algo así —concluyó Horacio suavemente.


—La única vez que se le escapó algo iba a decir que era solo una noche y el chico no la había maltratado de ninguna manera. Ella me dijo que había cometido un error y no lo haría sacrificar su vida por su indiscreción. Le dije que el padre por lo menos tenía el derecho de saber y ciertamente debía cumplir con sus responsabilidades, pero ella se cerró después de eso y no hice más comentarios sobre el tema.


—Creo que podemos obtener la respuesta de si se trata o no de Pedro si puedo verlos a ella y al niño. Creo que vamos a ser capaces de decirlo a partir de la sola reacción de ella —dijo Horacio con entusiasmo. La posibilidad de tener otro nieto era emocionante.


—Ella viene a cenar esta noche. ¿Por qué tú y Ana no se nos unen? —Juan habló con entusiasmo impaciente.


—Es un plan. Juan, si Pedro es el padre, por favor no digas nada esta noche. Déjame contarle a mi hijo. Sé que va a hacer las cosas bien y no quiero que Paula piense que tú o yo lo obligamos a ello —pidió Horacio a su viejo amigo.


—Puedo respetar eso y respetar sus deseos. No tengo dudas de que Pedro se hará cargo de cualquier niño suyo —dijo Juan con sinceridad—. Horacio, lo siento mucho si él es el padre y no dijo nada. Estoy seguro que ella creía que estaba haciendo lo correcto —concluyó Juan con tristeza.


—He conocido a Paula desde que era una niña Juan y sé que ella habría tenido razones válidas para mantener esto en secreto.
Probablemente pensó que estaba haciéndole un favor a Pedro, ya que no tiene exactamente la imagen del tipo de hombre que se queda en casa con los bebes —admitió Horacio—. Pero sé que si es el padre, va a hacer uno bueno. Tengo que admitir que estoy realmente esperando que el bebé sea su hijo, porque eso significa que tengo mi primer nieto —dijo con una sonrisa.


Terminaron de comer y se fueron cada uno por su lado, ambos anticipando la noche por delante. Recibirían respuestas a las preguntas que hace demasiado tiempo estaban sin responder.



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