martes, 17 de marzo de 2015

CAPITULO 48





Paula estaba agotada. Pedro había vuelto durante tres días y se negó a salir de la casa. Había sido increíble con su hijo, así que tenía que darle crédito por eso. Incluso se había levantado a mitad de la noche para cambiar y poner a eructar a Joaquin una vez que había terminado de alimentarlo.


Después de la primera noche había mantenido su distancia, gracias a Dios, porque no creía que pudiera aguantar más toqueteo nocturno. Cada vez que estaba a poca distancia de la respiración de Pedro, su interior se retorcía en nudos y lo único que quería era llegar a él. Culpaba plenamente a las hormonas posparto del bebé.


Hoy era el día de su boda y se sentía como si fuera a tener un ataque de pánico. Tenía que seguir diciéndose que todo iba a salir bien. Fue a través de su rutina de la mañana con Joaquin, luego fue llevada rápidamente al lugar de la boda.


—Sostendré a Joaquin por ti para que tu madre te pueda ayudar a terminar de prepararte —le ofreció Horacio.


Paula saltó ante el sonido de la voz de Horacio. No le había oído entrar. El hombre se mueve silenciosamente para un tipo de su tamaño, pensó.


—Apreciaría eso, Horacio. Ha tenido su desayuno, así que debería estar de buen humor durante un tiempo —dijo.


—Te ves hermosa —le dijo Horacio, y luego se inclinó y le dio un beso en la mejilla antes de salir de la habitación.


La madre de Paula entró y dio los toques finales antes de que entraran en posición. El paseo por el pasillo transcurrió en un borrón y lo siguiente que supo era que el predicador estaba hablando.


Estaba de pie en el altar, al lado de un hombre al que apenas conocía y estaba más cerca de tener un ataque de pánico de lo que nunca había estado en su vida. Se veía tan guapo y, sin embargo, tan lejos. Estaba deseando algún tipo de intervención divina para detener el circo entero. Tal vez había entrado en razón y le diría que él no podía pasar a través de eso, o tal vez su padre se pondría de pie y la liberaría de esa obligación.


Nada de eso sucedió. De repente, el predicador los estaba declarando marido y mujer. Pedro la llevó en sus brazos. El resto del mundo desapareció mientras su boca se fijaba sobre ella. Esperaba un beso casto, pero estaba equivocada. 


Él persuadió su boca abierta y luego deslizó su lengua dentro.


Sus rodillas se volvieron gelatina, y se hubiera deslizado hasta el suelo si no hubiera sido por sus brazos sosteniéndola.


Cuando hubo risas de los invitados y un montón de gargantas aclarándose finalmente se apartó y se quedó de pie con uno de sus brazos alrededor de ella, con la mirada perdida en la masa de personas.


—Tienen un montón de tiempo para la luna de miel después. —Oyó a alguien gritar.


—Comparte a esa bonita novia tuya. Demando el primer baile después de mi hermano —gritó otra voz con una sonrisa.


—Puedes retroceder y encontrar tu propia esposa —dijo Pedro, con celos en su voz.


—No se siente tan bien estar de este lado de la nervadura, ¿eh hermano pequeño? —dijo Federico y luego le golpeó en la parte posterior.


Pedro sabía que merecía la burla. Había hecho sufrir a Federico, no hace mucho tiempo, cuando su hermano mayor comenzó a salir con Juana. Federico había estado tratando de luchar contra su atracción hacia Juana, por lo que Marcos y él habían decidido pulsar los botones de su hermano. 


Ambos le habían plantado un beso en frente de Lucas y coqueteado. Ella había sabido que le estaban tomando el pelo, tratando de levantar a su hermano, pero ahora Alex se sintió mal por lo que había hecho pasar a Lucas, porque seguro que él quería golpear a Marcos en ese momento.


Un escalofrío recorrió el cuerpo de Paula mientras observaba la interacción entre los hermanos. Todos eran tan viriles y atractivos. Sin embargo, ella sólo tenía ojos para Pedro. Él era el hombre más sexy que jamás había existido, y en cualquier otra circunstancia se hubiera desmayado por ser sostenida y besada por él.


Paula miró hacia donde su padre se reía de algo que dijo Horacio.


Trató de permanecer enojada con los hombres por manipular toda la situación, pero realmente los amaba. Sabía que sólo querían lo que ellos consideraban mejor para ella y su hijo. 


Aunque no le gustaban los métodos que tomaron para salirse con la suya.


Como si los hombres supieran que estaba pensando acerca de ellos, ambos se volvieron y le dedicaron una sonrisa. 


Estaba demasiado agotada en el momento para pretender siquiera regresarles la sonrisa, así que se dio la vuelta y dejó que sus pensamientos siguieran su curso.


Las cosas podrían estar peor, decidió. Pedro era un hombre atractivo, increíble y era obvio que ya estaba enamorado de su hijo. Podría haber sido forzada a un matrimonio donde el hombre no sólo estuviera resentido con ella sino con su hijo también. Sabía que no importaba cómo se sentía Pedro por ella, él siempre amaría a Joaquin.


—Hora de la fotografías —se oyó una llamada de voz. Hizo una mueca hasta que Pedro la miró, con su precioso hijo descansando en sus brazos. Por un momento compartieron una sonrisa real. Su máscara cayó. El amor que sentía por su hijo y el amor que empezaba a crecer por Pedro brillaban a través de su expresión. Su aliento parecía atrapado y estaba a punto de decir algo, cuando el flash de la cámara los espetó a los dos fuera del momento.


La giró y le habló para que nadie más pudiera escuchar:
—Vamos a terminar con estas fotos de una vez. No tenemos que anunciar a todos en la sala que se trata de una boda de escopeta1. —Él puso su brazo y se dirigió hacia el resto de la familia.


—Vamos Pedro, aquí todo el mundo sabe por qué lo hicimos, así que no veo por qué tenemos que tener esta enorme máscara. Podríamos con la misma facilidad encargarnos de nuestro matrimonio en un juzgado y no hacer un gran espectáculo.


—No hay forma en que mi padre jamás permitiría que uno de sus hijos se casara de esa manera y estoy seguro de que tu padre siente lo mismo.
Paula, este matrimonio puede estar ocurriendo debido a nuestro hijo, pero ahora estamos casados. Es necesario iniciar de esta manera. Algo acerca de nuestra relación tenía que hacerse correctamente —concluyó.


Paula se rindió sin más protestas y permitió al fotógrafo ponerla en diferentes poses con Pedro y sus familiares. 


Sentía como si sus mejillas se fueran a romper, ya que había estado conteniendo la misma expresión tanto tiempo. Todo lo que tenía que hacer, sin embargo, era ver a su hijo y fue capaz de continuar.


Joaquin pudo haber sido una sorpresa inesperada que ni siquiera sabía que quería, pero no podía imaginar su vida sin él. No había nada que no sacrificaría por él. Renunciaría a su mundo entero para hacer el suyo mejor.


Podía vivir en un matrimonio sin amor, porque eso significaba que su hijo estaba con su padre y que sería amado, acariciado y mimado.


El fotógrafo estuvo finalmente satisfecho con las tomas que había capturado, y Paula fue capaz de alejarse y hacerse con el control de sí misma una vez más. Oyó una carcajada y miró hacia arriba para ver a Pedro golpeando a su hermano en la espalda, sus rasgos iluminados con alegría.


Contuvo el aliento ante la belleza del hombre.


Pedro era el hombre más guapo que jamás había conocido. 


De pelo oscuro y sedoso, penetrantes ojos azules, una sonrisa devastadora y el estómago y los brazos esculpidos como dura roca. Cuando se añade la confianza, que era como una segunda naturaleza para el hombre como la
respiración, era el sueño de toda mujer hecho realidad.


Sabía que había un montón de mujeres a las que les encantaría estar en su lugar. No les habría ni siquiera importado si Pedro las amaba o no. A ellas les encantaría tenerlo en sus brazos. Era un trofeo seguro. La idea provocó una burbuja pequeña de risitas en su interior. Había oído hablar de todos los hombres con sus mujeres trofeos. 


Bueno, parecía que ella se había enganchado a un marido trofeo.


—Es hora de salir de nuevo a la recepción —dijo Horacio con su resonante voz, que podría ser oída por todos. El anuncio hizo que la cabeza de Paula prestara atención. 


Pensó que esto se trataba de la recepción.


¿Por qué la boda seguía haciéndose más y más grande?


Vio a Pedro darle su hijo a su madre, entonces él estaba a su lado.


—Sé que estás cansada, pero en unas horas más podremos salir de aquí y descansar —le aseguró.


Caminaron a través de la enorme mansión Alfonso y mientras cruzaban a través de las puertas del patio, su respiración se volvió a cortar. El patio se había transformado en un cuento de hadas. Miró a su alrededor con asombro. Había crecido rica, pero los Alfonso hacían lucir a su familia como de clase media.


Había una alfombra blanca desde la puerta trasera hasta un grupo de carpas. Miles de luces en cascada parecían diamantes lloviendo desde el cielo. Las mesas se habían creado con hermosos escenarios y los camareros estaban esperando, cargados con bandejas de champán y aperitivos.


Una pequeña orquesta tocaba en el centro de todo el asunto, con una pista de baile hermoso esperando a que la gente ocupara su espacio.


Mientras caminaban hacia fuera se dio cuenta de que más personas se encontraban en la recepción de las que habían asistido a la boda. Conocía a algunos, pero no a todos ellos.


—¿Te gusta todo? —preguntó Horacio, pareciendo surgir de la nada.


—Es increíble, pero realmente no tenía necesidad de meterse en tantos problemas. Algo de pastel y champán hubieran estado bien —dijo.


Horacio soltó una carcajada y luego se inclinó para besarla en la mejilla.


—Sólo lo mejor para mis hijos y las mujeres hermosas con las que eligen casarse —dijo antes de que fuera a reunirse con algunos de los invitados que asistieron.


—Trata de no sentirte demasiado abrumada. Me puse realmente nerviosa cuando entré a través de estas mismas puertas el día de mi boda, pero ahora voy a atesorar esos recuerdos para siempre —dijo Juana. Paula se sorprendió al ver a la esposa de Federico de pie allí con ella.


Paula conocía la historia del comienzo difícil de Federico y Juana. Juana había estado trabajando para él y se encontró embarazada con el hijo de Federico. Se habían casado por el bien del bebé por nacer, pero las cosas parecían funcionar muy bien para ellos. Era obvio para cualquier persona a su alrededor que se amaban. También parecía que Pedro estaba siguiendo los pasos de su hermano y casándose debido a un embarazo no planeado.


Tenían una hija, que tenía más de un año de edad y era muy querida obviamente. Juana también estaba muy embarazada con el bebé número dos en camino. Su matrimonio había acabado funcionando a la perfección, lo que envió una ola de tristeza a través de ella. No veía cómo ella y Pedro podrían terminar con el “felices para siempre” que Juana había conseguido.


—Me sorprendiste —Paula finalmente logró decir—. Todo esto es un poco abrumador.


—Sé cómo se siente y puede que no lo parezca ahora, pero podrías apreciar todo esto algún día. Vas a tener las imágenes para enseñar y los recuerdos de la boda perfecta para contarle a tus hijos —dijo Juana reconfortante.


Paula no creía que fuera apreciar la boda alguna vez, pero no se lo iba a decir a su nueva concuñada por lo que decidió cambiar de tema.


—¿Cuánto tiempo tienes? —preguntó Paula.


—Seis meses —dijo Juana, sonriendo—. No podría estar más feliz. Me encanta Federico, Olivia y toda esta familia. Estaba en una situación similar a la tuya, no hace mucho tiempo, pero todo salió mucho mejor de lo que podría haber imaginado. Esta familia ama a lo grande y he visto cómo te mira Pedro. Sé que estás asustada ahora, pero quiero que sepas que voy a estar allí para ti si alguna vez necesitas una mujer con quien hablar. Las cosas mejoraran —concluyó y luego le dio un abrazo a Paula antes de unirse a su esposo.


Paula vio como la otra pareja se abrazaba como si hubieran estado separados durante meses en lugar de unos pocos minutos.


Sentía celos leves por el evidente amor que irradiaba la feliz pareja. No esperaba tener alguna vez a Pedro mirándola como Federico miraba a Juana. Se sacudió el ánimo y decidió disfrutar de su noche, ya que no sería capaz de salir de ello.








1 Boda de Escopeta: En el texto en inglés “shot gun wendding”; una boda pistola: es cuando el
padre de la novia tiene una pistola en la cabeza del novio y le hace casar a su hija contra su
voluntad. Por lo general causada por el embarazo de la novia, o un corazón roto. En pocas
palabras, una boda forzada.

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