jueves, 19 de marzo de 2015

CAPITULO 56





Paula fijó su mirada en Pedro caminando alrededor de la esquina de la casa. El hombre era impresionante cada día, en esos apretados vaqueros, botas y un sombrero desgastado era la cosa más sexy en la que había puesto los ojos.


Como si Pedro sintiera sus ojos sobre él, levantó la vista y se quedaron mirando a través del patio el uno al otro. Ella se olvidó de que había alguien más, incluso allí cuando él se acercó. Olía a un hombre muy trabajador y ella estaba prácticamente babeando.


Sin decir una palabra, él la tomó en sus brazos y aplastó sus labios contra los suyos. Puso sus brazos alrededor de él para acercarlo aún más. Su corazón estaba acelerado y los fuegos artificiales estaban explotando por todo su cuerpo.


Sus manos empezaron a subir y a bajar por su espalda y ella estaba lista para quitarle la ropa a él.


—Uh um, Pedro esos filetes deberían empezar a cocerse —los interrumpió Marcos.


Paula brincó como si un rayo los hubiera separado. Ella había estado tan enfocada en Pedro, que se olvidó que los demás estaban ahí. Ella podía sentir que su rostro se estaba convirtiendo en una sombra oscura y roja.


Pedro miró a Marcos y gruñó. Paula miró doblemente a su esposo. Ella no podía creer que él había gruñido. Su boca estaba abierta en auténtico shock.


Marcos se rió y alejó a Pedro.


—Vamos hermano, ya tuviste toda la noche con tu hermosa novia — dijo él. Marcos se giró y le dio a Paula un guiño, lo que la hizo sonrojarse aún más.


—Guaaau chica, ese era suficiente vapor, que estoy sorprendida que mi agua no rompió en ebullición entre ustedes.


Juana estaba riéndose mientras caminaba hacia Paula.


Increíblemente el sonrojo de Paula se hizo más profundo.


—Estoy ahorita un poco mortificada —se arregló a decir.


—Nunca te avergüences por desear a tu esposo. Él es un hombre sexy y vibrante y ustedes están recién casados. No puedo esperar a que este hermoso bebé entre al mundo para que pueda tallarme de nuevo contra mi esposo. Ahora él tiene que intentar hacer su camino entre mi cuerpo de ballena. —Ella sonrió avergonzada.


—Tú eres la mujer embarazada más hermosa que he visto —dijo Paula y en realidad pensaba lo que decía.


—Gracias, pero creo que no solo me tragué una sandía sino diez. — Mientras decía las palabras, se acariciaba su estómago. Había un orgullo total en sus ojos y en su voz. Ella podía quejarse de su pancita por el bebé, pero obviamente ella ya amaba a su bebé no nacido—. Sé que me quejé mucho y gemía durante mi último mes de embarazo, pero todo el dolor y las quejas valdrán la pena cuando cargue a mi bebé entre mis brazos. Aunque creo que no lo sostendré mucho, cuando toda la familia esté reunida. Él realmente es una celebridad aquí. —Terminó ella con una sonrisa—. Es lo mismo con Olivia. Ellos la adoran. Amo cómo esta familia valora a cada integrante. También amo cómo la familia adopta a sus miembros como a ti y a mí. Una vez que eres parte de la familia, es para toda la vida —agregó Juana con una sonrisa.


—Aunque yo sigo nerviosa alrededor —admitió Paula—. Tú y Federico obviamente se aman el uno al otro con una profunda pasión. Pedro se vio forzado a casarse conmigo por Joaquin —dijo ella con un triste estremecimiento por las últimas palabras.


Juana inmediatamente envolvió su brazo alrededor de Paula.
—Yo amo el corazón y el alma de Federico, pero créeme cuanto te digo que no empezó fuerte. Parecíamos tener un desagrado instantáneo el uno por el otro. No estaba dispuesta a casarme con él. Me sentía como tú. Me sentía como si lo estaba atrapando. Hacía mucho que quería demasiado tener un bebé y pertenecer a una familia real y sentí que de alguna manera hice que el embarazo pasara. Ambos luchamos contra nuestra atracción como locos. Pensé que no era lo suficientemente buena para él. —Ella lo dijo con lágrimas en los ojos—. Yo era tan, tan, tan joven. Realmente quiero enfatizar ese punto contigo. Peleamos contra nuestra atracción, lo que era estúpido, porque ahora veo eso como tiempo perdido. Nos amamos el uno al otro y eso solo crece para fortalecerse. Esta familia me ama a mí y a mi hija con pasión. Ellos también te aman de la misma manera que yo. Algún día despertarás y te preguntarás que te tomó tanto tiempo para saber que estaban destinados a estar juntos —terminó ella.


Las dos mujeres terminaron dándose un abrazo, incluso cuando era un poco difícil con la pancita de Juana entre ambas.


Juana se rió:
—Viste, te dije que esta cosa siempre se mete en el camino.


—Bueno, yo te repito que eres absolutamente hermosa —dijo Paula.


—Ahí está mi esposa embarazada. ¿Cómo te sientes? ¿No deberías estar sentada? ¿Te puedo traer algo? —Federico entró, lanzando un montón de preguntas a su esposa y puso su brazo alrededor de ella como si fuera a levantarla y llevarla a la cama.


Juana se rió por su esposo preocupado y estiró su mano para poner su mano en su rostro. Era un momento tan íntimo, que Paula se sintió como una intrusa.


—Estoy bien, cariño. Necesitas dejar de preocuparte demasiado. Te dije que si algo estuviera mal, serías el primero en saberlo —le aseguró ella.


Federico se inclinó y besó a Juana con tanta pasión, que le trajo lágrimas a los ojos de Paula. Ella quería tener esa misma clase de amor con Pedro. Ella sabía que su corazón iba a romperse en millones de pedazos porque sentía que se enamoraba cada día más.


Ellos finalmente se separaron y ahora el rostro de Juana era el que estaba ruborizado en lugar del de Paula.


—Ahora ve y ayuda a tu hermano a cocinar mientras yo camino hacia ese cómodo sillón y continúo platicando con mi cuñada favorita. No espera, tacha eso, con mi hermana —terminó sonriéndole de manera acariciadora a Paula.


Las palabras hicieron que Paula se atragantara aún más. 


Ella estaba agradecida de poner sus preocupaciones a un lado y disfrutar la reunión familiar. Su hijo estaba recibiendo toda clase de amor y sabía que ella y Juana iban a ser verdaderas amigas. Ella necesitaba a una en su vida.


—Yo voy a escucharla, Federico; las mujeres embarazadas tienen a cambiar más rápido de humor que una bala disparada. —Ambas chicas se rieron y Juana tomó el brazo de Paula y caminaron hacia los sillones y al fuego crepitando.


—Pero Pedro perdió, lo que significa que puedo estar contigo —dijo Federico, sonando como un niño pequeño. 


Paula le dio una mirada y él reconoció la derrota.


Federico caminó hacia su hermano, ofreciéndole su ayuda.


—¡Ja! parece que molestas tanto a tu esposa como nos molestas a todos hoy con todas tus preocupaciones —lo molestó Pedro.


—No estaba molestándola, ella solo estaba teniendo una plática de chicas con tu esposa sobre ti —dijo Federico con una sonrisa malvada.


La cabeza de Pedro giró alrededor, y su confianza cayó.


—¿Qué estaban diciendo? —preguntó.


—Ya sabes, es una plática de chicas. Los chicos no son permitidos en esa conversación —dijo él, teniendo otra vez el mando. Su sonrisa se desvaneció mientras buscaba a su esposa. Quería llevarla a casa y mantenerla a salvo. Él estaba preocupado por todo lo que había caminado.


No podría sobrevivir si algo le pasaba a ella o al bebé.


—Sí, cómo que apesta estar por aquí, ¿verdad? —Pedro se burló de él mientras miraba que su hermano buscaba a su esposa.


—La amo demasiado, Pedro. Realmente no puedo recordar la vida sin ella —dijo con verdadera pasión—. Sé que amas a Paula y que ahora estás confundido y sé que las cosas no son perfectas, pero para nosotros tampoco lo fueron. Te prometo que se pondrán mejores —terminó él con sinceridad.


—Todo está bien. ¿Por qué no dejas de hablar como una niña y me ayudas a cocinar? —dijo Pedro cambiando el tema.


—Ok, no quiero que vayas corriendo hacia Juana y le digas que tú hiciste todo el trabajo. Porque entonces me meteré en problemas —dijo mientras agarraba unas tenazas y empezaba a colocar los filetes jugosos. El olor le recordó que no había comido en horas y que había trabajado todo el
día—. Terminemos esto antes de que me muera de hambre. Hombre, Marcos trabajó duro con nosotros hoy.


—Sin bromas. Creo que nuestro hermano pequeño intentaba
matarnos. —Se rió Pedro.


—¿Acabo de escucharlos gimotear chicos? —Marcos salió de repente por la puerta.


—No gimoteábamos, Marcos, sólo discutíamos lo adoloridos que vamos a estar mañana —dijo Pedro con una risita—. Supongo que debería intentar venir aquí un poco más. Me estoy acostumbrando demasiado a ese escritorio —terminó.


—Oye, habla por ti. Yo persigo todos los días a una chica de casi dos años. Déjame decirte que es una sesión de ejercicio como que rivales persigan vacas. —Federico inmediatamente miró alrededor hasta que localizó a su hija. Ella, por supuesto, estaba siendo cuidada por su abuelo.


—Ya se dieron cuenta cómo papá siempre nos está diciendo que necesitamos darle a mamá más nietos, pero él es el único que los monopoliza —dice Federico.


—Lo sé. Papá sólo ladra, pero no muerde. Todos aquí sabemos que él quiere a todos los nietos para él, pero hombre, ¿ya se dieron cuenta de lo bien que se ve? Realmente estoy feliz de que tenga a esos bebés en su vida.
Le han traído una ola de juventud a toda su apariencia —dijo Pedro.


Marcos se paró junto a sus hermanos sintiéndose un poco excluido. No se había sentido de esa manera desde que eran niños pequeños y ellos a veces corrían y lo dejaban atrás. Él había sido tan pequeño para mantenerles el paso, pero al final, siempre regresaban por él.


—Bueno, creo que yo solo disfrutaré ser el tío favorito —dijo
finalmente. Como si Olivia lo hubiera escuchado, ella miró desde donde estaba su abuelo y miró a su padre y a sus tíos. Ella empezó a dar sus primero pasitos hacia ellos tan rápido como sus pequeñas piernas rechonchas se lo permitían.


—Ío Mar, ío Mar —demando ella mientras estiraba sus brazos hacia él.


Sus palabras estaban mejorando, pero Marcos deseaba que ella mantuviera su dulce hablada de bebé para siempre.


—¿Cómo está mi hermosa princesa? —preguntó él mientras la cargaba en sus brazos y soplaba en su pancita.


—Hambe —dijo ella y apuntó a los filetes.


—Ésa es la chica buena de tío. Busquemos algo para que cenes. Tú puedes ser mi hermosa cita. Definitivamente tendré a la chica más hermosa de todo el lugar —dijo con una adoración total en sus ojos y en su voz.


—Sip —dijo Olivia mientras aplaudía, luego agarró el rostro de Marcos y le dio un beso sensiblero, que él amó.


—Parece que está listo —dijo Pedro. Él hizo un gesto para que el staff viniera y levantara todo mientras él salía con sus hermanos para estar con el resto de la familia.





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