—¿Paula? Vamos. Abre tus ojos. Eso es bueno. Soy el Dr. Scott, y te voy a revisar, ¿de acuerdo? ¿Sabes lo que pasó esta mañana? —Eso fue lo que despertó a Paula.
No tenía idea de cómo se había metido en la cama, pero el calor se sentía tan bien.
—Yo estaba vomitando mucho y luego me metí en la ducha y no podía salir —murmuró con voz quebrada. Por fin miró a su alrededor y se dio cuenta de que Pedro estaba detrás del doctor.
—No sé cómo llegué aquí, o realmente lo que pasó. Tenía tanto frío y cansancio —finalizó.
—No gastes tu energía, Paula. Nos vamos a asegurar que tú y tu hijo estén bien —dijo el doctor, consolándola. Cerró los ojos de nuevo, ya que sentía que tenía diez libras de pesas en cada uno.
Ella sintió que él la tocaba y luego sintió un ligero pinchazo, pero la peor parte de todo el examen fue ser destapada seguidamente. Ella se desvaneció dentro y fuera del sueño.
Finalmente, oyó al doctor hablando tranquilamente con alguien. Parecía más como un sueño. Tal vez lo era.
—Ella estará bien. Tiene que permanecer en cama hasta que se haga unos exámenes de nuevo, pero parece que las náuseas matutinas severas la han llevado a la deshidratación. No hay sangrado, pero está desnutrida. El bebé parece estar bien. Su hijo toma de Paula lo que él y ella necesitan, pero Paula no ha sido capaz de comer lo suficiente para alimentarse a sí misma. Yo quiero que venga a al consultorio en un día o dos para un ultrasonido, pero parece que ella tiene alrededor de tres meses. Necesita tomar muchos líquidos, tales como sopas y jugos. Cuantas más calorías, mejor.
—Eso es genial, Scott. Aprecio que vinieras aquí tan rápido. Nos vemos el viernes. —Entonces oyó unos pasos y la puerta se cerró. Ella volvió a la bienaventuranza del sueño.
* * * *
asegurarse de que comiera y bebiera cuando se despertara.
Ella despertó parcialmente varias veces, y Pedro la forzó prácticamente a comer. Murmuró quejas, pero ella los digirió.
Para cuando llegó la oscuridad de la noche, Pedro estaba agotado. Entró en la habitación y se metió en la cama junto a ella. La atrajo hacia sí y cayó en un sueño profundo y exhausto. Sentía que podía dormir una semana entera con ella en sus brazos.
* * * *
—Buenos días —murmuró—. ¿Has dormido bien?
Sus ojos se abrieron aun más por sus palabras casuales. Él sabía que ella estaba confundida. Podía verlo.
Era probable que estuviera preguntándose como llegaron a meterse a la cama juntos y si habían hecho algo.
—No pongas esa cara de pánico. Todo lo que hicimos fue dormir. Estuviste congelándote todo el día y noche hasta que me acosté para compartir el calor de mi cuerpo —dijo él perezosamente. Se sentía bastante bien despertar a su lado.
No había dormido tan bien en mucho tiempo. No se había despertado ni una sola vez durante la noche.
—Disculpa —dijo mientras trataba de desenredarse de él—. Yo eh, necesito ir al baño, por favor. —Ella se puso colorada. Él la dejó ir, y ella rápidamente se metió en el baño.
Pedro estaba agradecido de haberla vestido. No habría sido capaz de controlarse al verla caminar desnuda de la cama.
No después de que su cuerpo había sido moldeado al suyo durante toda la noche.
Continuó allí, sin poder salir de la cama. Él llevaba nada más que un bóxer que demostraba el esfuerzo que había necesitado para dejarla ir.
Cuando oyó el sonido de la ducha, decidió que lo mejor era vestirse.
Paula estuvo en el baño el tiempo suficiente para que Pedro se preocupara.
Estaba a punto de ir tras ella cuando la puerta finalmente se abrió.
Llevaba la bata que había visto colgando de la parte de atrás de la puerta.
Ella le quitó el aliento.
Incluso pálida, delgada y sin maquillaje era espectacular.
Estaba empezando a pensar que el despertar con ella día a día no sería tan malo.
Comenzó a creer que realmente podría hacer que el matrimonio funcionara. En poco tiempo, él sería capaz de sostener a su bebé —el bebé de ambos— en sus brazos.
* * * *
Estaba nerviosa y no sabía cómo lidiar con él, o qué decir.
Nunca se había despertado con un hombre antes. No creía que hubieran tenido relaciones sexuales, pero ella no estaba cien por ciento segura de eso. Ya estaba enamorándose de Pedro y necesitaba proteger a su corazón y entender las cosas.
En un momento el hombre estaba siendo un idiota arrogante, y luego al siguiente estaba preocupándose por ella y asegurándose de que estaba bien. No podía entenderlo. Era confuso, y estaba más asustada que antes.
Eso decía mucho, teniendo en cuenta la forma en la que había crecido.
Pedro pasó el día con ella en el apartamento. Ella dormía la siesta de vez en cuando y comenzó a recuperar algo de color. Por la tarde, estaba lo suficientemente bien como para un viaje a la oficina del doctor.
No hablaron en el camino, ambos pensando en cosas diferentes. Paula estaba ansiosa por ver que el bebé estaba sano y salvo. Ella no podía creer que iba a ver las primeras imágenes de su dulce bebé. Una vez que supiera estaba bien y viera a su bebé moviéndose dentro de ella, Paula se sentiría mucho mejor.
Caminaron directamente hacia la parte trasera del consultorio del médico, donde él le dio privacidad mientras se cambiaba.
A continuación, se sentaron y esperaron juntos por el Dr. Scott. Ella habría hecho esperar a Pedro demasiado tiempo en la entrada de la oficina del doctor, pero ella sabía que no había manera de que él fuera a perderse el ultrasonido.
La puerta se abrió.
—Bueno, te ves mucho mejor esta tarde, Paula. Vamos a ver cómo tu pequeño está creciendo, ¿de acuerdo? —dijo el doctor, yendo directamente al monitor de ultrasonido. Frotó un poco de gel en su vientre, y ella disfrutó la frialdad.
No se vio nada por unos momentos y luego, en el monitor, vio una carita perfectamente clara.
—Este es el nuevo monitor de ultrasonido tridimensional. Obtenemos una imagen mucho más clara de los bebés antes de nacer. Aún es un poco pronto para determinar el sexo, pero parece que está sano y salvo — aseguró el Dr. Scott a los dos.
Acercó la imagen.
—Parece que la fecha de nacimiento será en diciembre. Tienes un poco más de tres meses. Tu hijo está completamente formado y del tamaño de un maní en su cáscara, pero el latido del corazón es fuerte y se está
desarrollando muy bien. ¿Te gustaría escuchar ahora? —continuó.
Paula y Pedro asintieron. De repente, el único sonido en la habitación era un golpeteo suave que se movía rápidamente.
Nadie dijo una palabra mientras el ritmo continuaba.
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