martes, 17 de marzo de 2015
CAPITULO 49
Una vez que Paula decidió dejar de lado sus preocupaciones se encontró disfrutando de la recepción. El pastel era increíble. Tenía cinco capas con cascada de agua en el centro. Había pequeñas flores y mariposas creadas a partir de glaseado y estaba casi asustada de cortarla y arruinar la
gran obra de arte.
Pedro robó un pedazo del glaseado y se metió el dedo en la boca, haciendo a su estómago revolverse con el deseo.
¿Cómo ver a un hombre lamer un poco de merengue de su dedo podría ser tan malditamente sexy?
Ella nunca lo sabría.
Cuando la mano de Pedro se ajustó suavemente sobre la suya, cortaron el pastel y sus preocupaciones desaparecieron. Cada vez que él la tocaba, el resto del mundo podría caer y no se daría cuenta. Lo miró a los ojos y se olvidó de lo que estaban haciendo. Se inclinó y la besó en la intimidad, para el deleite de la multitud. Su boca sabía dulce del merengue y podía sentir escalofríos corriendo por su espina dorsal.
La risa sacó a Paula de sus pensamientos. Suavemente le dio de comer y la mirada de lujuria en sus ojos mientras sus dedos le rozaban la boca hizo que sus rodillas se debilitaran.
Comenzó a temblar, rezando porque el resto de la audiencia no se diera cuenta. Entonces él le daba de comer un pequeño trozo de pastel y disparó calor en todo su cuerpo.
Ella chupaba el dedo en la boca y la lujuria al instante en sus ojos fue suficiente para caer de rodillas.
Cuando se limpió un pedazo de merengue de sus labios y luego lamió la punta de su dedo, en realidad se desmayó.
Pensó que era solo un desmayo de momento de película de Hollywood, pero si no hubiera estado allí para tirar hacia él, hubiera caído en la mesa.
Sus ojos ardían a un nivel peligroso y él la acercó y besó con mucho menos moderación de lo que había expuesto anteriormente. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y le dio la pasión que había sentido desde que había pisado a través de su puerta.
—Bueno, creo que ese es un estupendo pastel —se oyó la voz de su padre, riendo entre dientes.
Paula volvió bruscamente su cabeza y se quedó mirando a su marido con horror. No podía creer que lo había besado así delante de tanta gente. Él le sonrió y se volvió hacia los invitados.
—Tenemos que acabar con esto. Quiero a mi esposa para mí —dijo con risa.
—Aquí, aquí —escuchó que Federico gritó, mientras levantaba el vaso para brindar por la pareja.
Paula escuchó el sonido de Joaquin haciéndole saber a su madre que era hora de su cena y estaba aliviada de poder conseguir unos minutos de privacidad al llevarlo a la casa para que comiera. Mientras mecía a Joaquin, ella reflexionaba sobre el sobrecogedor día.
Había visto a Pedro con su hijo y quería pensar que él solo se casaba con ella porque estaba atrapado, pero sabía que amaba a Joaquin. Sabía que era feliz siendo padre. Esto no era lo que ninguno de los dos esperaba, pero él había asumido su papel como padre rápidamente y estaba haciendo un buen trabajo.
No estaba ansiosa de regresar a la recepción, sabía que la mayoría de las personas estarían hablando de cómo el pobre Pedro tuvo que casarse para hacer su hijo legítimo. La hacía sentir incómoda.
A pesar de que nadie la había tratado mal o dicho algo negativo, debían pensar que lo había atrapado. Aunque ella tuviera bastante dinero propio, Pedro Alfonso era un buen partido. Él podía, literalmente, escoger cualquier novia que quisiera, pero la opción había sido robada de él en el momento en que descubrió que era padre.
Mientras Paula se tomaba varios minutos más para mecer a Joaquin, escuchó pisadas entrar en el estudio suavemente iluminado.
—Me alegro de tener un momento para hablar contigo a solas —dijo Horacio suavemente—. Sé que todo esto ha sido un poco sobrecogedor para ti y solo quería decirte lo feliz que estoy de que seas parte de la familia — continuo mientras se sentaba junto a ella.
—Estoy encantada de unirme a tu familia,Horacio. Aunque todo es un poco sobrecogedor —terminó con una risa nerviosa.
—Entiendo cómo te sientes Paula, pero sé que tienes a una gran cantidad de personas a las que acudir por apoyo. Recuerda que los matrimonios duraderos han empezado por menos que por lo que el tuyo con Pedro. Creo que esta unión tuvo un gran inicio. Tienen a este hermoso bebé y
es obvio, para cualquiera que observe, que tú y Pedro tienen química.
Entiendo si estás asustada de admitir que lo amas aún, pero veo la forma en que lo miras y eso llena mi corazón con alegría —terminó él.
Paula no sabía que decir. No quería admitir su creciente amor por Pedro, pero no le podía mentir a su padre, por lo que pensó que lo mejor sería guardar silencio.
—Déjame llevarme este asombroso nieto mío y acostarlo para que puedas volver a la fiesta —ofreció Horacio. Ella estaba renuente a darle a Joaquin, pero sabía que solo estaba siendo tonta.
—Gracias. —Fue su única respuesta y luego tuvo las manos vacías de nuevo, así que no tuvo más opción que volver afuera.
—Es hora de nuestro primer baile como una pareja casada —le dijo Pedro, mientras tomaba su mano y la arrastraba al centro de la pista de baile.
Todas sus preocupaciones se fueron otra vez mientras la rodeaba con sus brazos. Bailar íntimamente para él era el juego previo al sexo. La forma en que movía la cadera contra ella y frotaba la parte baja de su espalda provocaba que su interior ardiera.
Cuando él se inclinó y la besó en el cuello, se le erizó la piel y un ligero escalofrío la recorrió. Él observó sus ojos y ninguno necesitó decir palabra alguna. La respiración de Paula se aceleró mientras la hacía girar, suspiró aliviada en cuanto la canción terminó.
No creía ser capaz de permanecer en sus brazos mucho más sin desvestirlo. Nunca había sido una mujer sin sentido hasta que conoció a Pedro.
La próxima media hora pasó lentamente mientras ella pasaba de una persona a otra en la pista de baile. Disfrutó el baile padre-hija y unas cuantas lágrimas cayeron mientras él le decía cuanto extrañaría a su pequeña niña.
Ella río con ambos, Federico y Marcos, realmente disfrutando la compañía de los hermanos de Pedro. No podía entender como Marcos aún no había sido arrebatado.
Por supuesto, por lo que entendía, todos los hombres Alfonso se aferraban a su soltería como un ganadero se aferra a su más preciado toro.
Después de ser llevada alrededor, regresó a los brazos de Pedro y se sintió como volver a casa.
—¿Lista para salir de aquí? —murmuró él en su oído. Antes de que pudiera replicar la música se detuvo.
—Espero que todos estén pasándolo bien —habló Horacio por el micrófono. Todos empezaron a aplaudir por sus palabras.
—Bien, bien. Ahora me gustaría hacer un brindis por mi hijo y mi hermosa nuera. No podría estar más feliz de que te unas a nuestra familia, Paula. Eres una verdadera bendición y la pareja perfecta para mi obstinado hijo, quien creemos es lo suficiente perfecto. Aun así, temíamos que ninguna mujer llegaría a estar con él.
La audiencia empezó a reír.
—Dejando las bromas de lado, estamos agradecidos por esta unión y la bendición de nuestro primer nieto. Ana y yo deseamos lo mejor y que tengan un matrimonio lleno de risas, alegría y sorpresas. Y lo mejor de todo, recuerden que una pequeña pelea en algún momento hará la vida
emocionante y les da la posibilidad de reconciliarse —dijo con un guiño.
—Ana y yo les tenemos un regalo de bodas el cual no podíamos envolver —dijo con una risa entre dientes—. Una nueva familia necesita un verdadero hogar y no vivir en algún apartamento en la ciudad. Les tenemos un lugar como a una milla de aquí. Todo está preparado para una linda luna de miel, ya que Paula no se quiere ir algún lugar sin el bebé. Aun así insistimos en cuidarlo para que puedan tener algún tiempo juntos —finalizó.
Paula jadeó por sus palabras. No podía creer que Horacio y Ana le habían comprado una casa. ¿Qué tal si todo se derrumbaba en una semana, o incluso un mes? Tantas personas estaban involucradas en su matrimonio y ahora tenían una casa, a la cual se sentiría unida. Observó a
Pedro dirigirse hacia su padre y darle un gran abrazo y luego a su madre.
No supo que las lágrimas caían por sus mejillas hasta que Pedro se las limpió gentilmente.
—Si no te gusta el lugar, podemos encontrar algo diferente —dijo, confundiendo su ansiedad.
—No, es sólo que no estamos en un matrimonio real. Esto es demasiado. —No debía decir más y rápidamente abrazó a Horacio y Ana, se disculpó y fue a ver a su bebé.
Pedro se quedó ahí, sorprendido por un momento y luego furioso. Él había disfrutado la boda y a su novia, y luego tuvo que recordarle que éste era un matrimonio forzado. Él sabía que estaba teniendo un momento difícil con toda la situación, pero muchas personas se habían sobre esforzado para
que ella lo disfrutara. Él necesitaba estar cerca de ella o podría verse herido profundamente.
La fiesta se calmó lentamente y fueron capaces de escaparse. Paula llevaba a Joaquin mientras Pedro tomaba sus bolsos, y luego corrieron entre las personas hacia la limusina.
El alpiste voló a ellos y las cámaras tomaron fotografías, ambos estaban más que agradecidos de estar a salvo en el interior de la limusina.
No tuvieron un viaje muy largo, gracias a la generosidad de los padres de Pedro.
Paula estaba cansada y más nerviosa que nunca por estar sola con su esposo. ¿Esperaba que durmiera con él, o se le permitiría su propia habitación? ¿Quería siquiera tener su propia habitación? La idea de compartir una casa con el viril y masculino Pedro y no dormir con él le pareció peor.
Tendría que esperar y ver que sucedía.
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Ayyyyyyyyy, qué lindos caps!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMuy buenos capítulos! Me encantó Juana aconsejándola! ;)
ResponderEliminarAyyycq lindos cap ... ojala se lleven bien .. y compartan todooo .. hasta la cama ;)
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