domingo, 22 de marzo de 2015
CAPITULO 66
Paula estaba emocionada por cargar otro bebé de Pedro.
—Nunca pensé que mi vida pudiera ser así de perfecta. Te amo, Pedro.
—Te amo Paula y pasaré el resto de mi vida mostrándote cuánto lo hago —dijo mientras la besaba gentilmente.
Paula tembló mientras el doctor aplicó el gel frío en su estómago, pero pronto todo su dolor pareció evaporarse con la primera vista de su bebé.
—¿Es ella? —preguntó sorprendido, mientras una pequeña cabecita perfecta salía en el monitor. Él estaba apretando la mano de Paula mientras miraba la primera imagen de su hijo.
—¿Cómo estás seguro de que nuestro bebé será niña? —preguntó
Paula con una sonrisa de orgullo. También tenía el presentimiento de que iba a ser niña.
—Porque este mundo no estaría completo sin una imagen tuya en él — dijo él como un hecho.
Los ojos de Paula se llenaron nuevamente con lágrimas. Ella no podía creer que hace un par de días había estado llena de tal desesperación. Sintió como si todo hubiera estallado por la alegría que sentía.
Sus ojos regresaron al monitor y ella tomó cada detalle de cada imagen tridimensional de su hija, quien estaba segura en su útero y crecía más fuerte cada día.
—Gracias por ser un maravilloso esposo y padre —dijo ella, apenas capaz de sacar las palabras de su garganta apretada.
—No, Paula, soy yo el que te debe agradecer por tener mucha fe. Te amo a ti, a Joaquin y a nuestra hija —dijo él.
Paula sabía que desde ese día su vida sería una aventura maravillosa y que incluso habría pruebas de vez en cuando, pero las cosas funcionarían bien para ellos. Ella miró al monitor y a su esposo, y luego le envió una oración silenciosa de agradecimiento a Dios por tantas bendiciones en su vida.
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