—Es hora de salir de aquí por un rato. Los chicos pueden cuidar de los niños. Estoy en necesidad desesperada de una pedicura —dijo Malena a Paula y Juana.
—Oh gran idea, Male, le diré a Federico y estaré lista para salir en veinte minutos. Sólo quiero cambiarme —dijo Juana y luego salió corriendo hacia su habitación.
—Eso suena muy bien. Odio dejar a Diego con todo lo que sucede, sin embargo —añadió Paula.
—Él estará bien. Nadie puede superar a nuestros hombres —aseguró Malena.
Paula realmente amaba pensar en Pedro como su hombre.
No estaba muy segura de lo que ellos eran, pero las cosas hasta el momento parecían ser casi tan perfectas como podrían ser. Bueno, tan perfectas como podrían ser las cosas cuando estabas siendo acosada por un psicópata desconocido.
—Tienes razón, por supuesto. Voy a ir a cambiarme y bajaré
rápidamente —admitió Paula y corrió a cambiarse.
—Ten cuidado y no te quedes mucho tiempo —le dijo Pedro a Paula.
Él sabía que iba a estar preocupado por ella mientras estaba fuera.
Él también sabía que necesitaba un poco de tiempo fuera de la casa. Sus nervios estaban fritos.
—Traten de no sobregirar las tarjetas de crédito —bromeó Federico
—Lo siento, pero no podemos prometer nada —dijo Juana a su marido con un guiño.
Federico sonrió mientras se dirigían hacia las puertas. Juana era mucho más segura que la mujer a la que había conocido años atrás. Ella era todavía demasiado comedida pero finalmente se sentía como una igual en el matrimonio. Se había metido en la cabeza que el dinero no tenía nada que ver con el amor y por fin sentía que podía salir con las chicas, sin tener que justificar cada pequeña compra, se sintió aliviado al respecto.
—Amo a esa mujer —dijo Federico mientras las tres mujeres
desaparecieron por el camino de entrada.
—Lo mismo digo, hermano —dijo Hernan.
—Yo estoy con ustedes —añadió Pedro.
Ambos hermanos se volvieron para sonreírle a Pedro.
Estaban felices, el parecía haber encontrado la indicada. El hecho de que ella llegara con una familia instantánea era una ventaja añadida.
—No puedo creer lo mucho que luchamos por aferramos a nuestra soltería. ¿En qué demonios estábamos pensando? —preguntó Hernan.
—Ciertamente —coincidió Federico.
—Yo pensé que enamorarme de una sola mujer sería mi fin, pero viéndolos a ustedes con sus esposas y lo felices que ellas los han hecho en los últimos años ha puesto realmente en mí un anhelo de algo más. Me he sentido como si hubiera algo que me faltaba. Yo todavía estaba decidido a no casarme, pero desde que Paula ha entrado en mi vida me parece que no puedo pensar en otra cosa —dijo Pedro.
—Al menos nos encontramos con nuestras mujeres sin la intrusión de papá —dijo Federico.
Los tres hombres se reían de lo que percibían como su
independencia. Horacio pasó alrededor de la esquina y oyó hablar a sus tres hijos. Se rió para sus adentros. Algún día les diría la verdad, o tal vez no.
***
—En serio, creo que he muerto y he ido al cielo —susurró Juana, mientras sus pies estaban sentados en la caliente, perfumada y burbujeante agua
—Nunca me voy a ir —agregó Malena, mientras sus uñas de los pies eran pintadas de un tono profundo de rojo.
Las tres chicas estaban siendo mimadas en sillas confortables de lujo y hablaban acerca de cualquier cosa.
—Me encanta ser madre, pero es tan agradable hacer una escapada y pasar un buen tiempo con mis dos mejores amigas —dijo Juana.
—De acuerdo —dijeron tanto Malena como Paula.
Después de que terminaron con su pedicura y manicura, caminaron a través del enorme centro comercial de Seattle.
—Tengo la necesidad de un poco de ropa interior sexy —dijo Juana.
—Gran idea, vamos a ir a Victoria’s Secret4 —dijo Malena.
Las dos mujeres obligaron a Paula a comprar un par de conjuntos que la hicieron sonrojar, incluso cuando estaban sentadas en el expositor.
Las tres mujeres salieron de la tienda con ropa interior nueva, lociones y perfumes.
—No puedo esperar a probar esto con Federico esta noche. Él se va a volver loco —dijo Juana con confianza.
—No esperen que Hernan y yo bajemos hasta la tarde, mañana —dijo Malena con un guiño.
Paula estaba aterrorizada de ponerse las cosas. ¿Qué pasaría si a Pedro no le gustaba? ¿Y si él pensaba que estaba siendo demasiado ruda?
Las chicas le exigieron ponerse el rojo brillante, a juego con sus uñas de los pies y darles un informe completo sobre la reacción de Pedro al día siguiente.
No podía ser gallina, por lo que tendría que conseguir ser valiente.
No había manera de que él la rechazara, ella lo sabía. Ella sólo tenía que dejar de ser tan cobarde.
Las tres mujeres pasearon por el centro comercial y terminaron comprando demasiados objetos. La mayoría de las cosas eran para sus hijos y los hombres, pero compraron un poco de ropa y zapatos nuevos para ellas también. Paula se sintió un poco culpable por gastar tanto dinero pero no había hecho ninguna compra importante desde que había
llegado Diego estaba en la escuela, así que se permitió disfrutar del día.
En el momento en que se detuvieron delante de la casa estaba oscuro y los tres chicos estaban caminando en el porche, esperando por ellas.
—¿Por qué tardaron tanto? —preguntó Pedro, mostrando
preocupación en su rostro.
—Oh, Pedro, deja de ser tan sobre protector. Ya sabes que nos lleva a las chicas un tiempo para encontrar los trajes perfectos —le reprendió Malena.
—Ustedes tres pueden llevar nuestras bolsas —añadió Juana.
—A excepción de éstas —dijo Malena con un guiño a su marido.
Los tres hombres vieron a las chicas llevar las bolsas de Victoria’s Secret y su irritación al instante se evaporó.
Ellos sabían lo que vendía esa tienda.
—Bueno, es muy tarde y los niños están en la cama —dijo Federico de repente con un bostezo falso.
—Sí, estoy dispuesto a acostarme —agregó Pedro con entusiasmo.
—Vamos —dijo Hernan.
—Ustedes tres pueden sentarse en el salón con su padre y tomar una copa. Hemos ido de compras todo el día y necesitamos tener un bocado para comer y luego asearnos —dijo Juana.
—Bien —murmuró Pedro y siguió a sus hermanos a la casa con los brazos cargados de bolsas.
Él estaba muy feliz de descubrir que varias de ellas pertenecían a Paula. Tenía que salir y consentirse con más frecuencia.
4 Marca mundialmente famosa de lencería.
Me encantaron los 3 caps. Yo sospecho del empleado que la mira raro y casi no le habla el que la amenaza
ResponderEliminarMe encanta esta nove. De las tres, es la que más me gustó!
ResponderEliminarAyy q intriga, tbm sospecho de ese tipo ! Esta buenisima la historia
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