sábado, 21 de marzo de 2015
CAPITULO 63
Paula tomó una decisión. Ella estaba mendigando muestras de amor de su marido y él parecía alejarse cada vez más de ella.
Había estado esperanzada esos meses cuando él parecía abrirse a ella y su matrimonio había parecido real. Pero no podía vivir a medias dentro en el matrimonio y otra mitad fuera.
Había veces cuando todo era perfecto, y entonces él parecía estar demasiado relajado y luego otra vez se alejaba. Lo caliente y lo frío eran peor que si él solo fuera frío. Cuando se abría a ella, le daba esperanzas de que pudieran ser una pareja real.
Ella lentamente obtuvo coraje y caminó por las escaleras hacia la oficina de su esposo en casa. Tomó una respiración profunda y luego entró, con su cabeza levantada.
—¿Está todo bien? —preguntó Pedro preocupado. .
Ella normalmente no lo molestaba en la oficina, con una excepción de cuando terminaron haciendo el amor en frente de la chimenea.
Sus ojos fueron automáticamente a ese punto y podía sentir que su cuerpo respondía. Él rápidamente lo ocultó y miró de nuevo a Paula.
Estaba parada enfrente de él, y él estaba pensando en que podía tomarla justo ahí encima de su escritorio. Sus ojos tenían una determinación que le decían que deberían hablar.
Seriamente, él tenía que detener sus pensamientos.
—No sé si las cosas están bien —comenzó.
Pedro se preocupó.
—Joaquin… —empezó. Comenzó a levantarse, listo a subir las escaleras por su hijo.
—Joaquin está bien. Esto tiene que ver con nosotros. Necesito hablar sobre nuestra relación. —Paula sintió que su corazón se rompía a la mitad mientras miraba que las contraventanas se cerraban rápidamente en el rostro de su esposo.
—Nuestra relación está bien. —No dio detalles, solo miró de nuevo a su computadora, como si la discusión se hubiera terminado y no hubiera necesidad de interrumpir por más tiempo su trabajo.
Absolutamente no quería tener la conversación. Sabía que esto llegaría hace mucho tiempo. No quería herirla, pero tampoco quería perderla. Estaba sintiendo más estrés del que había sentido toda su vida.
—La cosa es, que nuestra relación ya no está bien para mí —dijo ella—. Pedro, te amo. He estado enamorada de ti desde hace un tiempo y no puedo vivir este matrimonio amándote con todo mi corazón mientras me pregunto si vas a salir por la puerta —terminó ella, una lágrima se deslizó por su mejilla.
Él corazón de él se calentó por un momento cuando le dijo de nuevo que lo amaba. Se negó a permitir que el calor avanzara y bloqueara sus emociones. Razonaría con ella, haría que las cosas estuvieran bien para ellos.
Ella esperaba pasar la conversación sin llorar. No quería aparentar debilidad y no quería que él sintiera lástima por ella. Quería su amor o nada.
Él la miró con la misma expresión, aunque pensó por un momento que él había mostrado algo de calidez. Ella quizás lo imaginó porque puso una mirada que no tan alentadora. Él se sentó de nuevo en la silla por dos minutos antes de que finalmente hablara.
—Paula, en verdad me importas. Eres una increíble madre y una buena esposa. Estoy cómodo con la forma en la que están ahora las cosas.
Nunca quise casarme, porque además de mis padres y mi hermano, no he visto exactamente ejemplos brillantes de amor duradero. Sé que quieres que te diga “Te amo”, pero no puedo. Es solo que no soy así. Te estoy dando todo lo que soy capaz de dar.
Sus palabras eran como navajas que la cortaban una y otra vez. Ella no sabía cómo era posible que siguiera ahí parada.
Presionó su mano contra su corazón. El dolor era tan profundo que parecía que había un hueco en su pecho.
Realmente pensó que su corazón explotaría por la intensidad del dolor que la atravesaba.
—Entiendo, Pedro, pero no puedo seguir casada contigo. Eres un padre asombroso y nunca te alejaré de Joaquin. Pero tenemos que trabajar en los detalles y no puedo hacerlo. Lo siento tanto.
Ella se giró y salió de la habitación. Atragantó los sollozos que quería sacar de su cuerpo, pero de alguna manera los pudo retener.
Paula no supo cuando llegó a la habitación que compartía con Pedro por casi un año. Sus noches habían sido asombrosas. Ese era el único momento cuando él bajaba la guardia. Cuando la miraba a los ojos, ella se convencía de que el amor resplandecía desde el azul profundo.
Ella se alejó de la cama. No podía mirarla. Caminó por el pasillo y revisó a Joaquin. Él estaba dormido en su cuna y parecía tan en paz. Había crecido tanto en su primer año de vida. Estaba sorprendida de lo hermoso que era. Amaba cuánto se parecía a su padre. Acarició su cabeza, en su
mayoría calva. Él no despertó. Estaba contento en su cuna.
No lo molestaría entonces. Podía recogerlo mañana.
Ella golpeó la puerta de Julia y ella respondió rápidamente:
—Hola Paula, ¿todo está bien? —preguntó Julia con preocupación.
Obviamente, pensó Paula, que ella no iba a hacer un buen trabajo ocultando sus emociones.
—Todo está bien. Solo quería decirte que no estaré esta noche. Tienes mi número si Joaquin despierta y hay problemas.
—Estoy segura que las cosas estarán bien. ¿Estás segura de que tú estás bien? —preguntó de nuevo Julia.
—Sí, gracias, te veré en la mañana.
Con eso, Paula se giró y caminó de nuevo al dormitorio. No había manera de que pudiera dormir esta noche ahí. Saldría a encontrar una habitación en un hotel y luego buscaría al día siguiente algo más permanente. Su hijo estaría bien en la noche. Se aseguraría de regresar antes de que despertara.
Empacó una bolsa de noche y salió de la casa.
Mientras se subía al coche, tuvo que esperar unos momentos, porque estaba llorando tanto que era difícil que pudiera manejar apropiadamente.
Cuando finalmente se recompuso y vio que su visión se aclaró, se alejó de la casa. Ella miró por el espejo retrovisor hasta que los árboles bloquearon su visión.
Irse era la cosa más difícil que había hecho. Mientras más se alejaba, más se arrepentía de la decisión. Ella amaba mucho a Pedro y dejarlo era incluso más doloroso que quedarse con él, incluso sin su amor.
Ella decidió girar y regresar hacia la casa, cuando de repente su carro se inundó con una luz brillante.
—¿Qué…? —empezó a decir en voz alta cuando hubo un estruendo de un choque y ella se desmayó
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ayyyyyyy, Dios mío que no le haya pasado nada x favorrrrrrrrrrrr!!!!!!!!!!!! Buenísimos los 3 caps.
ResponderEliminarAyyy dios mio ¡ que tristeza el ultimo capitulo, ojala Pau este bien, q no sea nada grave ¡ y Pedro tbm q duro y poco ddmostrativo
ResponderEliminarMuy tristes estos capítulos!!! Por qué Pedro es así??? Y ahora seguro se da cuenta de lo que siente por que ella se accidentó! Que injusto después de todo lo que ella sufrió por él!
ResponderEliminarQué triste!! Ojalá no le pase nada!! Pedro es muy duro!! Duele mucho el sufrimiento de Paula!!
ResponderEliminar